sábado, 13 de septiembre de 2014

Para Monseñor Mollaghan son verosímiles las denuncias

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Para Monseñor Mollaghan son verosímiles las denuncias

02/03/2010 00:00:00  | (Actualizado a las 12.30) El arzobispo de Rosario, José Luis Mollaghan, admitió que desde fines de 2008 está al tanto de las denuncias por acoso sexual contra el párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Pompeya, de Mendoza al 5100, pero aseguró que “de ninguna manera hubo encubrimiento o un manto de silencio o secreto”. Una fiscal decidió intervenir en el caso.

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En medio del estupor de los fieles y el silencio de la curia, una fiscal decidió ayer intervenir en los casos de abuso cometidos en la parroquia y el colegio "Nuestra Señora de Pompeya". El escándalo tomó estado público el último domingo cuando La Capital denunció que el padre Reynaldo Narvais había sido separado del cargo después de que lo acusaran de al menos ocho casos de acoso sexual y abuso de autoridad. Los hechos, ocurridos hace más de un año, eran mantenidos en el más completo hermetismo, aunque en la misa del domingo un sacerdote de la misma congregación se encargó de confirmarlos en un discurso a los fieles que se congregaron en el templo de Mendoza al 5160.
Ayer, la primera jornada hábil después de la denuncia, se conoció que la fiscal Adriana Camporini ya está actuando en el caso. Como primera medida habría redactado un escrito que le presentó a la jueza de turno, Raquel Cosgaya.
No obstante esta reacción de la Justicia, algunas fuentes entendidas en casos de este tipo deslizaron que por tratarse de delitos sexuales no son de acción pública, es decir que no basta con la denuncia pública de un medio. Para favorecer su investigación, generalmente, es necesaria la denuncia de alguna de las víctimas o de su representante legal. En todos los casos se procura proteger el honor y la integridad de las personas afectadas. Una vez realizada la denuncia la Justicia puede encargarse de llevar adelante la investigación que corresponda.
SILENCIO
El Azobispado de Rosario, en tanto, evitó ayer pronunciarse públicamente sobre el tema. Su titular, monseñor José Luis Mollaghan, se mantuvo en estricto silencio a pesar de los insistentes llamados de los periodistas. Mientras tanto, en barrio Belgrano, la comunidad parroquial continuaba consternada y en busca de explicaciones ante lo sucedido.
LAS ACUSACIONES
Reynaldo Narvais tiene 46 años y en octubre de 2008 era párroco del templo y también representante legal del colegio "Nuestra Señora de Pompeya". Fue entonces cuando cayeron sobre él las denuncias de acoso sexual y abuso de autoridad contra al menos ocho personas que forman parte de la comunidad parroquial y educativa. Incluso indicaron que una de las víctimas era menor de edad al momento de los hechos y sufre una discapacidad mental.
Un mes más tarde, un "visitador" de la Congregación Lateranse llegó a Rosario y tras conocer la situación se comprometió a convocar a un consejo nacional. En el encuentro, Narvais se defendió diciendo que "todo está armado porque hay muchos intereses económicos y laborales en juego por parte de algunos miembros del grupo".
Pese a los argumentos de su defensa, la decisión de separar al sacerdote de la comunidad fue unánime. Además, le impusieron un año sabático, se le ordenó realizar un tratamiento psicológico y le prohibieron realizar toda labor pastoral y de docencia.
Paralelamente, un docente que hizo un reclamo formal por haber sufrido los abusos, recibió una compensación económica de 200 mil pesos.
Apenas terminado el proceso en Rosario, el sacerdote fue ubicado inmediatamente en distintas comunidades conventuales de las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Si bien en los últimos meses las autoridades intentaron encontrarle una ubicación en alguna congregación de Brasil, no se descarta que sea trasladado a Italia u otro país europeo.
En público. Tras la publicación del caso en la edición del domingo pasado de LaCapital, la conmoción llegó a la parroquia "Nuestra Señora del Pompeya". El mismo día en que se publicó el artículo, el sacerdote que estaba al frente de la misa pidió "perdón a Dios, a las víctimas, a las familias de las víctimas y a la comunidad", por los abusos cometidos por el padre Reynaldo.
Detrás del altar, el padre Félix no sólo dijo que "no se puede comenzar la misa sin hablar de las denuncias contra el hermano Reynaldo", sino que además, tras hacer un pequeño relato de los hechos, confió que "Dios nos dé la suficiente lucidez para perdonar".
Ahora, la Justicia comenzó a actuar y los actos del padre Reynaldo tal vez tengan alguna sanción.


Fuente: La Capital

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