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Contra el miedo y los prejuicios
Una mujer recordó 30 años después que fue abusada por un curaSiguiente
Contra el miedo y los prejuicios
El sacerdote hoy tiene 82 años y fue condenado por otros cinco casos. Daba misa en City Bell y en Gonnet.
Una mujer de 42 años que según aseguró fue abusada cuando era niña por un sacerdote en La Plata, condenado por otros cinco casos, presentó la denuncia tras recordar lo que sucedió 30 años después y pidió a la justicia que no prescriba el delito.
La presentación fue realizada esta semana por los abogados de Julieta Añazco, quien hace un año denunció en la UFI 6 de esta ciudad haber sido abusada entre 1979 y 1981 por el sacerdote Héctor Ricardo Giménez, hoy de 82 años, quien fue condenado en 1996 por abusar a otros cinco niños.
Añazco, quien pidió a la Iglesia que aparte al sacerdote, dijo a DyN que de los 7 a los 10 años asistió a los campamentos de verano que organizaba en la localidad de Bavio el cura Giménez, que durante esa época se desempeñó en las iglesias Madre de la Divina Gracia del barrio de Gonnet y Sagrado Corazón de City Bell.
"Fueron tres veranos y en los tres veranos pasó lo mismo”, dijo la mujer, y recordó que los abusos contra ella y otros niños se perpetraban en las duchas donde se bañaban las niñas, en las carpas durante la noche y en el confesionario durante el día.
“En las duchas donde nos bañábamos 6 o 7 niñas él entraba con la excusa de ayudarnos y nos tocaba”, indicó Añazco, y sostuvo que “a la noche, cuando nos íbamos a dormir él entraba a la carpa se acostaba conmigo y me tocaba y yo me quedaba quieta, me hacía la dormida”.
Asimismo, manifestó que “en el momento de la confesión, que se hacía en una carpa donde entrábamos de a uno y afuera esperaban los demás chicos, él estaba sentado y nos ponía entre sus piernas y mientras nos confesábamos a su oído nos tocaba”.
La mujer dijo que tras el tercer campamento le manifestó a sus padres que el sacerdote había manoseado a uno de los niños y entonces dejaron de enviarla, pero que a partir de allí se olvidó de lo sucedido hasta hace dos años, cuando repentinamente recordó todo.
“Hace dos años pasé por la iglesia Sagrado Corazón de City Bell y le dije a una amiga ‘acá hay un cura abusador’ y a partir de ahí empecé a recordar y unos meses más tarde, con el nacimiento de mi nieto, recordé todo lo que me había pasado, tal vez por miedo a que a mi nieto le pase lo mismo”, advirtió.
Tras rememorar lo sucedido, el 19 de septiembre del año pasado Añazco presentó una denuncia en la UFI 6, a cargo del fiscal Marcelo Romero, contra Giménez, pero ante la falta de avance de su acusación decidió esta semana presentar un recurso para que el delito no prescriba.
“Después de un año de la denuncia nadie (de la justicia) me llamó y por eso decidimos presentar esta semana en la fiscalía el pedido para que no prescriba el delito y hoy fuimos al arzobispado a solicitar informes, aunque nadie nos recibió”, dijo la mujer a esta agencia.
El sacerdote Giménez fue condenado por el abuso de cinco menores de edad en 1996, aunque luego la Cámara Penal le concedió la excarcelación extraordinaria, bajo caución juratoria, por lo que siguió durante estos años predicando en capillas de Berisso y de dos hospitales platenses hasta el año pasado.
La presentación fue realizada esta semana por los abogados de Julieta Añazco, quien hace un año denunció en la UFI 6 de esta ciudad haber sido abusada entre 1979 y 1981 por el sacerdote Héctor Ricardo Giménez, hoy de 82 años, quien fue condenado en 1996 por abusar a otros cinco niños.
Añazco, quien pidió a la Iglesia que aparte al sacerdote, dijo a DyN que de los 7 a los 10 años asistió a los campamentos de verano que organizaba en la localidad de Bavio el cura Giménez, que durante esa época se desempeñó en las iglesias Madre de la Divina Gracia del barrio de Gonnet y Sagrado Corazón de City Bell.
"Fueron tres veranos y en los tres veranos pasó lo mismo”, dijo la mujer, y recordó que los abusos contra ella y otros niños se perpetraban en las duchas donde se bañaban las niñas, en las carpas durante la noche y en el confesionario durante el día.
“En las duchas donde nos bañábamos 6 o 7 niñas él entraba con la excusa de ayudarnos y nos tocaba”, indicó Añazco, y sostuvo que “a la noche, cuando nos íbamos a dormir él entraba a la carpa se acostaba conmigo y me tocaba y yo me quedaba quieta, me hacía la dormida”.
Asimismo, manifestó que “en el momento de la confesión, que se hacía en una carpa donde entrábamos de a uno y afuera esperaban los demás chicos, él estaba sentado y nos ponía entre sus piernas y mientras nos confesábamos a su oído nos tocaba”.
La mujer dijo que tras el tercer campamento le manifestó a sus padres que el sacerdote había manoseado a uno de los niños y entonces dejaron de enviarla, pero que a partir de allí se olvidó de lo sucedido hasta hace dos años, cuando repentinamente recordó todo.
“Hace dos años pasé por la iglesia Sagrado Corazón de City Bell y le dije a una amiga ‘acá hay un cura abusador’ y a partir de ahí empecé a recordar y unos meses más tarde, con el nacimiento de mi nieto, recordé todo lo que me había pasado, tal vez por miedo a que a mi nieto le pase lo mismo”, advirtió.
Tras rememorar lo sucedido, el 19 de septiembre del año pasado Añazco presentó una denuncia en la UFI 6, a cargo del fiscal Marcelo Romero, contra Giménez, pero ante la falta de avance de su acusación decidió esta semana presentar un recurso para que el delito no prescriba.
“Después de un año de la denuncia nadie (de la justicia) me llamó y por eso decidimos presentar esta semana en la fiscalía el pedido para que no prescriba el delito y hoy fuimos al arzobispado a solicitar informes, aunque nadie nos recibió”, dijo la mujer a esta agencia.
El sacerdote Giménez fue condenado por el abuso de cinco menores de edad en 1996, aunque luego la Cámara Penal le concedió la excarcelación extraordinaria, bajo caución juratoria, por lo que siguió durante estos años predicando en capillas de Berisso y de dos hospitales platenses hasta el año pasado.
Fuente:
DYN.
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