viernes, 10 de julio de 2015

Difunden una carta con revelaciones de la Iglesia sobre el caso Moya

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Difunden una carta con revelaciones de la Iglesia sobre el caso Moya

Fue entregada al exarzobispo Mario Maulión y luego pasó a manos de Juan Alberto Puiggari. Cuenta que de los abusos ya había sido enterado el párroco Silverio Cena. Se habla de "malversación de fondos" en la construcción de una capilla.
El caso del cura Marcelino Ricardo Moya había sido denunciado mucho antes de que dos víctimas se presentaran, el lunes 29 de junio, en Tribunales, para formalizar su acusación por abusos soportados cuando apenas eran adolescentes y el sacerdote era vicario en la Parroquia Santa Rosa de Lima, de Villaguay, a mediados de la década de 1990, hecho que unos días antes lo revelara el semanario Análisis.

Según publica El Diario, la Iglesia había sido notificada de los abusos en 2010, mediante una carta extensísima, donde se revelaron otros hechos ligados a sacerdotes que habían violentado su voto de celibato y, en algunos casos, habían llegado al abuso de menores. Esa carta llegó en 2010 al entonces arzobispo Mario Luis Bautista Maulión, y quedó en manos de su sucesor, en 2011, el actual arzobispo Juan Alberto Puiggari.

Pero Puiggari ha dicho que nada sabía, que se enteró del caso cuando se publicó periodísticamente. El 30 de junio, un día después de que dos víctimas se presentaran ante el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull para formalizar su denuncia por abusos contra Moya, la curia dio a conocer un comunicado. "Ni bien se conocieron las denuncias periodísticas que involucraban a un sacerdote de la Arquidiócesis, el arzobispo dio inicio a las investigaciones preliminares", señaló la Iglesia.

Moya fue apartado del cargo de párroco de Nuestra Señora de la Merced, de Seguí, su último destino pastoral, y ahora está recluido en casa de sus padres, en María Grande, mientras se tramitan dos causas: la judicial, que está en manos de la fiscal Nadia Benedetti, en Villaguay; y una investigación canónica que instruyó Puiggari, y que está a cargo del sacerdote Silvio Fariña Vaccarezza. En ese trámite eclesiástico, el miércoles declaró el sacerdote José Dumoulin, actual párroco de Santa Rosa de Lima, audiencia que tuvo lugar en la curia y de la que participó el vicario general de la diócesis, Eduardo Hugo Tánger. Detalles
En 2010, un sacerdote -que ese mismo año denunciaría al otro cura acusado de abuso, Justo José Ilarraz- envió a Maulión una detallada carta contando una serie de hechos irregulares dentro del clero.

En el texto hablaba de "situaciones poco claras de algunos presbíteros respecto a su trato con menores de edad".

Enumera cinco casos de religiosos involucrados en relaciones sexuales con menores, y referencia un caso escandaloso ocurrido en una parroquia del norte de Entre Ríos en la que los padres de un menor reaccionaron de modo violento con el sacerdote cuando supieron que mantenía relaciones con sus hijos.

Cuenta el caso de un fraile franciscano, incorporado a la actividad en la Iglesia de Paraná, y de otro sacerdote, joven, también involucrado en relaciones con adolescentes de grupos parroquiales, del que tomó conocimiento Puiggari. En ese caso, detalla la carta, se resolvió enviarlo para que sea tratado por un psiquiatra, en Buenos Aires.

Pero no se tomó ninguna resolución respecto de su estado sacerdotal: es más, sigue siendo sacerdote en Paraná.

Ese sacerdote, que abandonó los hábitos en 2012, detalló lo que se enteró, y actuó como creyó que debía actuar. Oyó a los jóvenes de la Parroquia Santa Rosa de Lima y del Instituto La Inmaculada, donde Moya fue docente, y enseguida informó de lo que se enteró su párroco, Silverio Cena.

También plantea el tema a los padres del menor, que deciden no llevar el caso a la Justicia. El caso de EF, cuyo padre fue presidente del Concejo Deliberante de Villaguay.

La notificación a las autoridades eclesiásticas del caso Moya, en 2010, fue realizada por José Carlos Wendler, entonces sacerdotes, hoy retirado del sacerdocio.

Moya nació en María Grande, tiene 44 años, y es cura desde que el cardenal Estanislao Karlic lo ordenara, el 3 de diciembre de 1992. Al año siguiente llegó a Villaguay donde estuvo como vicario hasta 1997. En ese ínterin se habrían producido los abusos que denuncian dos víctimas, un médico y un estudiante de Derecho, entonces adolescentes que integraban el grupo parroquial.

José Carlos Wendler se ordenó cura el 14 de abril de 1996 y ese mismo año lo destinaron a Villaguay, también como vicario de la Parroquia Santa Rosa de Lima. Ese año, Wendler supo de uno de los abusos que ahora investiga la Justicia: se lo contó EF, que antes se lo había comentado a su grupo de amigos -que no le creyeron- y a su padre -que evitó denunciar a Moya por cuanto se trataba de un cura entonces muy querido en Villaguay- y lo primero que hizo fue hablarlo con la familia del chico.

La familia de EF optó por la reserva, y no llevar el caso a la Justicia. Más tarde, el cura tomaría una determinación: poner en conocimiento de los hechos a la jerarquía católica de Paraná.

El Diario accedió a la carta, pero la fuente que suministró esa información pidió que no se revelara en forma pública el contenido de modo particularizado. Wendler, que fue vicario en Villaguay, se enteró de los casos, que involucraban a chicos que integraban el grupo Prejuveniles de Acción Católica. En el texto, da detalles, recuerda situaciones, apunta casos concretos con nombre y apellido, y todo eso lo pone a disposición de las autoridades eclesiásticas.

Pero también, cuenta la intervención del párroco Silverio Cena, quien informó de otra situación de la que participó Moya: el desvío de fondos en la construcción de una capilla en Lucas Sud, departamento Villaguay. Cena lo anotició de esa situación a un obispo castrense que visitó Villaguay.

La intervención del vicariato castrense es novedad, aunque el desvío de fondos en Villaguay por parte de Moya es un tema que también se conocía de antes. Los cargos que pesan sobre el cura no sólo hablan de abuso sobre chicos que participaban de grupos parroquiales, sino que involucrarían también a soldados voluntarios que se incorporaban al Regimiento de Infantería Mecanizado 5 General Félix De Olazábal, con sede en Villaguay.
Moya participó en misiones de paz con los Cascos Azules en Haití y Chipre.

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