jueves, 9 de julio de 2015

Ilarraz desmintió a Karlic: no pidió perdón ni le reconoció los abusos

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ABUSOS EN EL SEMINARIO. El cura declaró durante casi siete horas en Tribunales

Ilarraz desmintió a Karlic: no pidió perdón ni le reconoció los abusos 

Dijo desconocer la investigación diocesana que se hizo en 1995 y también la sanción que se le aplicó en 1996. Negó haber reconocido ante Karlic los abusos y menos aún haberle pedido perdón. Aunque el cura Leonardo Tovar lo desacredita: dice que Ilarraz sabía de esa situación cuando en 1996 se sometió a una pericia psiquiátrica en Roma a pedido del Tribunal Diocesano. La jueza ahora tiene un plazo de diez días para resolver si lo procesa, lo sobresee o le dicta la falta de mérito en la causa penal. Podría haber un careo con el cardenal Karlic.
Jueves 25 de Junio de 2015 Hs.
Entre las 10 y pasadas las 17 de ayer, el cura Justo José Ilarraz estuvo en el despacho de la jueza Susana María Paola Firpo. Todas esas horas, con apenas dos pausas, las dedicó a negar todas las acusaciones que pesan en su contra en el voluminoso expediente de la causa penal que investiga los abusos contra menores en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, entre 1985 y 1993, que lo tiene como único imputado. 
Ilarraz no sólo desmintió los cargos, sino que fue más allá: desacreditó el testimonio del cardenal Estanislao Esteban Karlic, quien dijo en la Justicia que, después de investigar los abusos, en 1995, y ordenar aplicar la sanción del destierro, en 1996, se encontró más tarde, en Roma, con Ilarraz y que el cura reconoció los abusos y le pidió perdón. “Lo determinante para la sanción fue la admisión del presbítero Justo Ilarraz de su responsabilidad en los hechos denunciados y su pedido de perdón”, dice el cardenal en su declaración por escrito ante la Justicia. 
La extenuante jornada judicial se debió a que Ilarraz no sólo abordó aspectos de la causa y contestó las preguntas del querellante Marcos Rodríguez Allende, el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull, y de la jueza Firpo, sino que se remontó a sus inicios en el Seminario, y, prácticamente, contó toda su vida, para después centrarse específicamente en desacreditar las denuncias. Dijo que todo obedecería a la inquina de una víctima, que siendo apenas un adolescente se malquistó con él, y llevó ese odio hasta su adultez. Luego, logró “contagiar” a otros ese sentimiento y así se armó la investigación penal en su contra. 
La causa “Ilarraz Justo José s/Promoción a la corrupción agravada” no sólo contiene el detalle de las denuncias de siete víctimas, que revelaron de qué modo el cura abusó de ellos siendo adolescentes, alumnos de la escuela secundaria con internado que funciona en el Seminario, sino también el aporte de varios testigos, y la declaración, clave, del cardenal Karlic, que avaló a los denunciantes. Ilarraz, según contó el querellante Rodríguez Allende, dijo ante la jueza Firpo que “atrás de las denuncias hay un móvil económico”, el mismo argumento del vocal de la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), Daniel Carubia, al sostener que los delitos están prescriptos. 
Aunque el abogado se centró en el testimonio de Karlic. “Testificó por escrito que Ilarraz se responsabilizó de los hechos acontecidos, y le había transmitido un arrepentimiento y un pedido de perdón. Esto no lo decimos nosotros. Esto lo dijo la máxima autoridad eclesiástica. Esto fue desmentido por Ilarraz. Dice que no fue así, que hay una mala interpretación de Karlic, y refuta los dichos. Esto nos obliga a pedir un careo, porque está desmintiendo al cardenal Karlic algo que Karlic testimonió por escrito. Por eso, vamos a solicitar un careo entre Ilarraz y Karlic. Acá, alguien está mintiendo”, planteó Rodríguez Allende. 
CAREO CON EL CARDENAL. Ilarraz llegó ayer a Tribunales mucho antes de la hora fijada para la audiencia, las 10 de la mañana, e ingresó por el acceso de calle Santa Fe, y así logró burlar la guardia periodística que lo esperaba por calle Laprida. Y tal como ocurrió el 21 de abril, cuando estuvo por primera vez ante la jueza, llegó en medio de un fuerte operativo de seguridad. Pasadas las 17, Ilarraz se alejó de Tribunales rodeado de policías, y se subió a un vehículo de sus familiares que lo aguardaba en las escalinatas. 
Se fue tal y como había ingresado: cabizbajo, sin pronunciar palabra. Pero antes de irse le anticipó a la jueza que no se someterá a la pericia psiquiátrica y psicológica que había sido ordenada, y que debía cumplirse este viernes. Aconsejado por su abogado defensor, Juan Ángel Fornerón, el cura desistió, por segunda vez, de la pericia, y según admitió la propia jueza, ese estudio ya no se hará. El 6 de abril, la primera vez que pisó Tribunales, Ilarraz se presentó ante el equipo médico forense y entonces dijo lo mismo que ayer: que no se haría la pericia. 
Ayer, Ilarraz no sólo desmintió a Karlic, sino que reveló también que su superior en el obispado de Concepción, Tucumán, el dominico José María Rossi, se comunicó con el exarzobispo de Paraná para ponerse al corriente de la investigación que se había hecho hacia el interior de la Iglesia en 1995. “Karlic le respondió que no recordaba nada del hecho acontecido respecto a Ilarraz”, según reveló el querellante Rodríguez Allende. Aunque lo más relevante de la jornada de ayer, a juicio del querellante, es el hecho de que “Ilarraz contradice a la autoridad eclesiástica”. 
Y por eso el careo que pedirá el letrado, pero también buscará cerciorarse si efectivamente existió aquella charla entre los obispos Rossi y Karlic. No obstante, anunció que lo inmediato será el careo, por cuanto considera “que Karlic no miente. ¿Y por qué no miente? Porque hizo unas actuaciones diocesanas en 1995, y en el año 1996 lo sanciona por hechos acaecidos de abuso sexual. Es decir, Karlic dice la verdad”. 
SITUACIÓN IRREGULAR. El fiscal Ramírez Montrull contó que en su extensísima declaración de ayer el cura Ilarraz no sólo lo desmintió a Karlic sino que además reveló no conocer que en 1995 fue sometido a una investigación y que un año más tarde, por orden del ahora cardenal, fue condenado al destierro al haber sido hallado culpable de los abusos. 
“Dijo que no tiene conocimiento de la investigación diocesana, y ante las preguntas de por qué fue entonces su alejamiento de Paraná, contó que fue por una cuestión de estudios –en 1993 Karlic lo autorizó a trasladarse a Roma a especializarse en Misionología, y allá estuvo hasta 1996 (NdelR)– y que su ida a Europa no fue intempestiva. Sí admitió que Karlic le pidió que no volviera a Paraná, aunque no lo notificó formalmente de ese pedido ni de la sanción, ni tampoco le dijo que eso se debía a los abusos. También negó que haya reconocido los hechos y que haya mostrado su arrepentimiento. Solamente le pidió perdón por no haber advertido una situación irregular con uno de los denunciantes. Pero que no fue por abuso, sino de trato personal”, contó el fiscal. 
Respecto del careo, no avaló de momento el planteo del querellante por cuanto, aseguró, “es una medida a analizar, porque hay que tener en cuenta que en la declaración Ilarraz da su versión, y se contrapone con muchas otras declaraciones. Esta declaración de Ilarraz no alcanza a desacreditar todas las declaraciones que hay en la causa”. 

Plazos 
Mientras, la jueza Firpo tiene por delante un plazo de diez días para resolver la situación procesal del cura, y tiene tres alternativas: dictarle la falta de mérito, sobreseerlo o procesarlo. En una rueda de prensa que ofreció al término de la declaración del cura, la magistrada dijo que a partir de hoy se abocará al análisis del testimonio del sacerdote. 
“A partir de mañana (por hoy) empiezan a correr los plazos procesales, que son diez días ordenatorios”, dijo la magistrada. 

Incómoda situación para la curia 
“Justo ha contado la verdad, que dista muchísimo de lo que se viene diciendo a lo largo de estos dos años y medio”, resumió el defensor del cura, Juan Ángel Fornerón. 
Respecto del entredicho con el cardenal Estanislao Karlic, Fornerón sostuvo que “lo que ha hecho Justo es contar su verdad de lo que sucedió en esa conversación”, y aprovechó una consulta para desmentir que los sucesivos comunicados que la Iglesia de Paraná produjo respecto del caso Ilarraz hayan reconocido la existencia de los hechos. 
“Monseñor Karlic dijo que Ilarraz asumió la responsabilidad que le correspondía sobre hechos que, reitero, no fueron puestos en conocimiento de Ilarraz al momento de tener esa charla. Y el pedido de perdón de Justo no tiene absolutamente nada que ver con reconocer hechos de abuso”, dijo Fornerón al desmentir, enfáticamente, la declaración del cardenal, que EL DIARIO reveló en su edición del domingo. 
Respecto de la investigación eclesiástica que ordenó Karlic en 1995, Fornerón dijo que en ese trámite “no hay ninguna sanción” para su defendido. Lo que resolvió Karlic es que se le prohibió a Ilarraz permanecer en la diócesis, dijo el abogado, “hasta tanto se resuelva su situación en el Vicariato de Roma. Es una medida cautelar”. 
Y reveló que al cura “jamás se le notificó esa resolución”. 
Fornerón además minimizó los pronunciamientos de la Iglesia de Paraná respecto del caso Ilarraz. 
El primer pronunciamiento, del 13 de septiembre de 2012, planteó que la divulgación del hecho a través de la prensa reavivó “nuestra profunda vergüenza e inmenso dolor por faltas gravísimas cometidas por uno de quienes deben servir a la vida moral del pueblo con su ejemplo y enseñanza”. O sea, ya culpabilizaba a Ilarraz por hechos contrarios a la vida clerical. 
Y agregaba que “el sacerdote acusado, actualmente, y debido a las gestiones realizadas por el Arzobispo de Paraná y por el Obispo de la diócesis de Concepción de Tucumán, se encuentra apartado del ejercicio de su ministerio hasta que la Santa Sede resuelva su situación”. 
En un segundo comunicado, del 22 de septiembre de ese año, la Iglesia reiteró el “profundo dolor y repudio por los gravísimos sucesos”. 

“¿Por qué se hizo la pericia en Roma?” 
El sacerdote Leonardo Tovar puso en cuestión la aseveración de Justo Ilarraz respecto a que no sabía nada de la investigación en su contra, y se preguntó “para qué entonces se sometió a una pericia psiquiátrica en Roma”. 
La pericia psiquiátrica fue hecha a pedido del Tribunal Diocesano de la Vicaría de Roma, en 1996, y estuvo a cargo del médico cirujano y psiquiatra forense Francesco Raimondo. 
El informe da cuenta que Ilarraz fue “sometido a investigaciones periciales en el contexto de un procedimiento penal canónico iniciado por el Ordinario (es decir, por el obispo de Paraná, Estanislao Karlic, NdelR), como consecuencia de las denuncias formuladas por dos jóvenes seminaristas con respecto al sujeto mismo de la pericia”. 
De modo que ya en 1996 Ilarraz fue puesto en conocimiento de que había una causa en su contra por abusos, afirma Tovar, que, de paso, reclama a la jueza Susana María Paola Firpo que resuelva la situación procesal del cura, y eleve la causa a juicio oral. “Que no dilate más esto”, pidió. 
Pero además, reclamó “no perder de vista que lo central acá son las víctimas, que han atravesado la instancia de las pericias, y que allí consta que fueron abusados. El argumento más fuerte son las víctimas. A eso, se agrega el reconocimiento de Karlic, y la investigación diocesana”. 
El párroco de San Benito Abad refuta los dichos del abogado Juan Ángel Fornerón, que habla de “una confabulación. Le pregunto: cómo hicieron para ponerse de acuerdo los curas de la investigación diocesana, las víctimas, el cardenal, (el arzobispo Juan Alberto) Puiggari, que fue rector del Seminario y después obispo auxiliar. Es un planteo inmaduro decir que todo se debió a una pelea con un chico en el Seminario”. 
“Si es verdad que no sabía nada de la investigación, ¿por qué se hizo la pericia psiquiátrica en Roma. No se fue a hacer esa pericia porque sí. Se da por notificado de la investigación al aceptar esa pericia”, aseguró Tovar. 
Y recuerda otro dato: durante una reunión del clero en el Centro Mariápolis, el 13 de septiembre de 2012, Puiggari reconoció ante los curas que había tres víctimas de acuerdo a la investigación diocesana, “y que por lo que él sabía, no eran más de 13 o 15 en total”. 


FOTO (1): Después de declarar en Tribunales por más de siete horas, el cura Justo Ilarraz se retiró custodiado por un cerco policial. 

FOTO (2):

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